Aceptando las provisiones de Dios
Por la fe [Moisés] celebró la Pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase. Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; y los egipcios, al intentarlo, se ahogaron ( Hebreos 11:28-29 ).
El hombre o la mujer de fe acepta con gratitud todas las provisiones de Dios, no importa cuán inútiles puedan parecer algunas de ellas.
Cuando llegó el momento de que Moisés sacara a los israelitas de Egipto, todo a nivel humano le decía que era imposible. El faraón no iba a permitir que dos o tres millones de esclavos simplemente hicieran las maletas y se fueran. Su formidable ejército estaba listo para asegurar que tal éxodo no ocurriera.
Pero cuando Dios idea un plan, siempre toma las medidas necesarias para llevarlo a cabo. En esta ocasión, su provisión se materializó en diez terribles plagas diseñadas para hacer cambiar de opinión al faraón.
La décima y peor plaga fue la muerte de todos los primogénitos ( Éxodo 11:5 ). Para protegerse de esta plaga, los israelitas rociaron la sangre de un cordero en los postes y dinteles de sus casas. Cuando el ángel de la muerte vio la sangre, pasó de largo esa casa. Así se instituyó la Pascua.
La sangre de aquellos primeros corderos pascuales no tenía poder intrínseco para ahuyentar al ángel de la muerte, pero su presencia demostraba fe y obediencia, simbolizando así el futuro sacrificio de Cristo (cf. Juan 1:29 ).
El faraón captó el mensaje y permitió que los israelitas se fueran. Pero poco después cambió de opinión y ordenó a su ejército que los persiguiera. De nuevo, Dios intervino abriendo el Mar Rojo, permitiendo que su pueblo cruzara por tierra firme. Luego ahogó a todo el ejército egipcio cuando siguió a los israelitas hasta el mar.
Esa fue una demostración gráfica de una lección que todo creyente debe aprender: las provisiones de Dios siempre son las mejores. A veces pueden parecer tonterías al intelecto humano —así como «la palabra de la cruz es locura para los que se pierden» ( 1 Corintios 1:18 )—, pero el hombre o la mujer de fe confía en Dios y recibe sus provisiones con gratitud.
Sugerencias para la oración
Gracias a Dios por las sabias y llenas de gracia que Él ha provisto para tu salvación y tu continuo caminar cristiano.
Para estudio adicional
Lea el relato de la Pascua y la división del Mar Rojo en Éxodo 11-14.